domingo, 10 de junio de 2012

feliz cumpleaños.


           -Menudo cumpleaños.
            Kat estaba tan enfadada que hacía rechinar sus dientes con fuerza. Había salido disparada cuando la llamaron de la editorial para que se encargara de un artículo importantísimo que vinculaba un Senador con una red  de trata de blancas. era la oportunidad de su vida y no quería arruinarlo por nada, pero inesperadamente la tormenta más vengativa que había vivido, se había montado en su camino, como quién fuera tras ella. Miró a su alrededor. el camino esta inundado y las llantas del vehículo chirriaron al hundirse en un bache lleno de fango. Agitó los brazos con temor hasta que escuchó como la llanta reventaba y dejaba escapar el aire fuera de él. Lanzó una maldición por lo bajo y golpeó el volante con ambas manos furiosa.
            -Parece que Dios, está de acuerdo con algún ente maligno en contra mía hoy. -dijo con pesar. -no lograré llegar a la editorial. Miró hacia afuera armándose del valor necesario para salir hasta el asfalto y bajo la inminente y despiadada lluvia solo para cambiar una llanta.
            Era una broma, todo debía ser una broma ¿ella cambiando una llanta? solo lo había visto en las películas y siempre llegaba un asesino en serie amenazándola con asesinarla de la forma más atroz y horrenda.
            Kat reconoció que veía demasiadas películas de terror.se armó de garras y abrió la puerta del auto poniendo un pie fuera de él. La primera reacción fue la de un escalofrío que la recorrió completa. Había hundido sus zapatos de Jimmy Choo tan profundo en el lodo que sintió como su cartera vibraba al perder los cuatrocientos sesenta dólares que costaron.
            -¿Que más da? son solo de la última colección. -Dijo con dolor superficial y un deje de sarcasmo.
             En cuanto puso ambos pies fuera del auto notó como el viento movía su falda hasta darle un volumen atrevido. Sintió como sus piernas se empapaban de la lluvia que parecía hacerse más violenta y despiadada. Caminó hasta la parte trasera del auto y notó como las lágrimas se le asomaban a los ojos. Era sentimiento de impotencia al ver que era tan inútil que no podía ser capaz de cambiar una llanta. Entonces oyó un ruido muy, pero que muy familiar. el rugido de un motor, que enfundado en la sensualidad y la elegancia, le trajeron bastos recuerdos de su paso por un millonario que le había roto el corazón. Miró hacia atrás y vio un jaguar negro metalizado que se acercaba con potencia y autoridad hasta donde se encontraba. El auto apagó su motor y bajó unos de sus vidrios polarizados para poder hacer contacto visual.
            -Señorita, ¿puedo ayudarle en algo?
             La mirada de kat se intensificó y brilló por la agradable sorpresa que tenía delante de ella. El tipo era rubio de risos sensuales que caían hasta sus hombros. Su piel era bronceada y en su sonrisa se marcaban un par de hoyuelos que le robaron el aliento. No sabía si sería tan bello completo o solo su rostro le hacía sentir tan acalorada.-Tengo una llanta muerta.
            Max contempló a la mujer casi boquiabierta.  Estaba empapada de pies a cabeza y esa blusa blanca estaba traslúcida sobre sus pechos completamente mojados. La imagen de esos pezones erectos y grandes le provocó una erección inmediata. Era realmente bella; tenía el cabello largo y ondeado hasta su espalda baja, color castaño que aparentemente esta oscurecido por el agua de lluvia sobre él. Y esos ojos azules que destellaban pasión, lo hizo desearla de tal manera que se tensó dolorosamente su entrepierna. La observó con su falda recatada y ondeando con la ventisca. Al acercarse en su auto y ver que otro estaba a un lado del camino, no imaginó que sería una mujer. Menos una como esa…
            -Si quieres puedo llevarte a una estación de servicios.
            Kat imaginó que el tipo la secuestraba y hacía quien sabe que más con ella… sinceramente, esos labios pedían a gritos ser besados…
            -No puedo abandonar mi auto, tengo que llegar a San francisco y solo tengo veinte minutos.
            Max rió por lo bajo dejando al aire esos hoyuelos sensuales y ligeros.
            -Mi apartamento está cerca. Puedes llamar desde allá y avisar que te retrasarás. Enviaré una grúa por tu auto.
            La sonrisa que le dio le provocó  una convulsión. Era imposible negarse, su voz era tan profunda y sensual que la estremecía pese al fuerte estruendo de rayos y truenos sobre su conversación.
            -¿No vas a secuestrarme y violarme?
            Max tiñó  su sonrisa con una pícara expresión que le robó el aliento a Kat.
            -No haré nada que tú no quieras…
            Algo alarmantemente sucio y sexual se despertó en Kat y supo entonces que lo que haría, no se debe hacer. Rodeó el Jaguar para tomar asiento en el copiloto, no sin antes recoger de su auto su bolso y sus llaves. Tomó asiento sin dejar de contemplar el impactante cuerpo de ese dios griego que tenía a su lado. Estaba tan radiante que podría haber cerrado un poco los ojos. El aroma a perfume de hombre le inundó los sentidos dejándola mareada de sensaciones encontradas. El tipo solo llevaba una camisa Armani a rayas azul cielo, arremangadas en los antebrazos y un pantalón de pinzas de tela gris. Entre su tela se notaba un cuerpo trabajado y aterradoramente sensual. la miró con una sonrisa arrebatadora y alzó la mano para presentarse.
            -Maximilian Deveroux.
            -Katherine  Smith.
            -Pues Kat, te llevaré a  mi dulce, dulce hogar.
            Dieron un par de vueltas y efectivamente vivía cerca de donde ella quedó varada. Al decir a apartamento fue realmente humilde. Era más como dos loft en uno y tenía más lujos de los que ella había visto en una sola habitación. Atravesaron el umbral y Max lanzó las llaves a una fuente de cristal junto a la puerta. De inmediato la inundó un olor muy suave y floral y la tibieza de ese mismo entorno se le caló profundo.
            -Ponte cómoda, te traeré algo seco para que puedas ponerte.
            El solo hecho de imaginara a Max trayéndole ropa íntima provocó que Kat se humedeciera en lugares precisos. Contempló como su abultado trasero se movía a través de los pantalones elegantes rumbo a una habitación fuera de su vista, ¿como iba a tomar asiento así de mojada? no quería ensuciar la pulcritud de su extremadamente limpio hogar. Se acercó hasta una puerta atractiva y notó que era una habitación de baño. La abrió y notó que era tan grande como la sala. Llena de mármol de vetas grises por todos lados y una bañera de pies que exageraba el lujo. Gigantesca y tentadora. Se imaginó a ella misma tomando un baño de burbujas en ella.
            -¿Quieres tomar un baño?
            Kat pegó un respingo al escuchar la sensual voz de Max en su espalda.
            -¿Puedo?
            -¡Claro! te traje algo de ropa seca.
            Le puso en las manos un pantalón deportivo de mujer y una camiseta de mangas cortas. Dejó en el piso un par de tenis pequeños.
            -Así que vives con una mujer…
            Max notó como cambiaba su expresión. Le pareció muy divertido su arranque de celos sutiles, sobre todo viniendo de alguien a quien no conoce en absoluto.
            -¿Estas celosa?
            Kat se paró con los brazos en jarras, indignada ante la acusación.
            -Estas loco.
            -Pues, no vivo con nadie. Esta ropa es de una amiga que se pasa por aquí de vez en cuando.
            Si claro, Kat no se tragaba nada de nada.
            -Si me lo permites, me daré una ducha.
            Por la mente de Max de inmediato se cruzaron un millar de imágenes eróticas en donde Kat le daba placer en la ducha. se contuvo, pero no pudo evitar mirarle los pechos con descaro.
            -¿Necesitas ayuda?
            Kat no alcanzó a formar una palabra cuando Max se había lanzado a sus labios, reclamándola como suya. El impacto de las sensaciones le explotó en la cabeza. Se dejó guiar por la gran atracción que sintió desde el primer momento que lo vio en la carretera. Era exponente de masculinidad y no podía negarlo ni resistírsele. Le devolvió el beso enterrando su lengua arduamente contra la suya. Jugueteaban sin cesar frotándose ambas lenguas en una danza de fuego y pasión. Max asió a Kat con descaro. La trajo a su cuerpo despertando todos sus instintos masculinos. Se excitó tanto de sentir sus pechos mojados sobre el torso que no aguantó más y le quitó la blusa.  le recorrió la línea  de la columna con un dedo, provocando un millar de escalofríos en ella.
            Kat enterró sus manos en el cabello largo sedoso de Max, tendiéndole una trampa hacia su deseoso y húmedo cuerpo. Se separó un poco de su torso permitiéndole tener una mayor visión de sus pechos.
            Max se extasió con el descaro de aquella invitación y abandonó sus labios para deslizarlos por sus pezones endurecidos y succionarlos con suavidad, elevando la temperatura entre ambos.
            Kat soltó un jadeo de placer reverberante y provocó que la erección de Max fuera insuperable. Tomó la nuca de él mientras le besaba los pechos y lo apretó para que lo hiciera con más fuerza. le dio vueltas la cabeza y se sintió contraída por tanto placer.
            -Oh santo dios…
            Max la contempló ante él como una ninfa que había sido lanzada a sus brazos. Deslizó su falda hasta el piso y Kat dio dos pasos para quitársela de en medio. Luego con dos dedos le deslizó las bragas quitándoselas completamente. Era excitante tenerla completamente desnuda y el totalmente vestido. Volvió  a sus labios, humedeciéndolos con su saliva y extenuando su agitación sobre ella. Recorrió su vientre con los dedos hasta llegar  a los rizos de su entrepierna. Estaba perfectamente depilada y suave.  Sintió como Kat se estremecía por el roce íntimo que él le estaba dando. Entonces separó los labios con suavidad e introdujo dos dedos en su interior. Kat soltó un gemido cuando lo hizo y arqueó la espalda recibiendo la ola de placer que este le daba. La besó mientras la tocaba y penetraba con los dedos, deseándola aún más.
            Kat sintió que explotaba de placer. Cuando Max la tocaba por dentro. Continuó besándola y revolviendo dentro de ella como un condenado. Ella se apartó de golpe y lo miró a los ojos con una sonrisa traviesa.
            -¿Pasa algo? -le dijo Max extrañado.
            -Vienes a la ducha ¿O no?
            Max sonrió mientras se quitaba la camisa de seda. Vio como Kat corría como una niña hacia la bañera de patas y cerraba las cortinas. Se quitó los pantalones y sintió el vapor del agua caliente penetrando tras la cortina. La silueta de Kat desnuda y chorreante de agua cristalina lo llevó al éxtasis.
            Kat vio a Max acercarse y abrir las cortinas de la tina para meterse con ella dentro. Tenía el pene palpitante y muy grueso, algo que hizo mojar más a Kat. Él entró y se colocó detrás de ella, apuñalándola con su erección. Tomó un frasco de shampoo de la repisa delante de ella y se untó un poco en las manos. Tomó una esponja y comenzó a frotarla con sensualidad por el pecho y el vientre. Kat estiró los brazos hacia atrás y rodeó el cuello de él ampliando su espacio. Se apegó tanto, rozando su trasero en su pene que Max quedó sin aliento.
            Max tomó a Kat con fuerza y la dio vuelta para mirarla a la cara. le acarició la mejilla con el pulgar y la besó con pasión. Profundizó tanto su beso que Kat creyó que la tragaría.  Le tomó la cintura con fuerza, casi levantándola de la superficie de la bañera y con la otra mano le tomó un muslo y se lo rodeó a la cadera. Kat aceptó con obediencia el control que tomó su compañero y se dejó hacer con libertad. Sintió como el enorme pene grueso e increíblemente duro de Max entraba en ella llenándola por completo. Soltó un gemido que podría haberse declarado un pecado y mordisqueó la oreja de Max suavemente. Hizo movimientos de abajo hacia arriba y de adelante hacia atrás dejándola aterradoramente extasiada.
            Max sintió como la humedad y el calor de Kat le envolvía el miembro provocándole la ola de placer más intensa que pudiera experimentar. Ella era maravillosa y tenía un aroma y una suavidad que lo dejaban completamente enloquecido y extenuado. La embistió con fuerza, pegándola al muro del baño y haciéndole saltar los pechos sobre su torso. Ella gemía y pronunciaba su nombre. Con su mano perdida, cerró la llave del agua y la acarició tierna mente en el cabello. La giró con talento e hizo que se recostara en la amplia tina de loza antigua. Kat siguió con ese poderoso control que la envolvía, sin decir una palabra contra ello. Se apoyó y acomodó dándole la bienvenida a ese cuerpo musculoso y caliente que le robaba el aliento. Acarició sus bíceps y sus oblicuos con gesto de hambre. Quería devorarlo centímetro  a centímetro sin que nadie la interrumpiese.
            Max la miró atentamente en su sexo. No había nada que le gustara mas que verla Húmeda y brillante por causa de él.
            -Ábrete para mi, Kat. -le dijo sensualmente.
            Kat no se reprimió ante su deseo y con ambas manos abrió los pliegues de su sexo y le permitió verla profundamente.
            Max se agachó y rosó su lengua por la caliente y húmeda piel de su intimidad, le provocó una ola de sensaciones exquisitas que no quería que terminaran jamás. La penetró con la lengua bebiendo de su néctar y extasiándose con él sin vuelta atrás. La besó y succionó con arrebato mientras sentía la mano de Kat presionándole la nuca y oyendo sus gritos de placer. Jugaba con su clítoris besándolo suavemente.
            Disfrutó como se arqueaba y gemía de placer al sentir el orgasmo. Se excitó tanto que la penetró de inmediato embistiéndola con fuerza y sujetándola fuertemente por la cadera para llevarla al ritmo de sus embestidas. Kat no cesaba de lanzar palabras de deseo y de gemir de placer. Ambos respiraban entrecortadamente y el corazón les latía al unísono sin control alguno. Le sujetó un pecho con la mano y con la otra se apoyó en el borde de la tina para apresurar el paso. Sintió como Kat contraía sus músculos interiores al tener un segundo orgasmo que lo arrastró junto con ella, llevándoselo a un lugar recóndito del que no quería salir jamás. se apoyó en su pecho, exhausto, mientras recuperaba el aliento y la movilidad.
            -Ah sido maravilloso.
            -Tú estuviste maravillosa, Kat.
            Kat pestañeó varias veces antes de decirle muy seria.
            -Y ¿volveremos a vernos?
            -¿De que hablas? aún no eh terminado contigo, esto está recién comenzando.
            Se irguió nuevamente y Kat contempló como estaba recuperando su erección.
            -Veo que necesitaré varios cambios de ropa.
            -Eso puede solucionarse sin problemas.
            Se inclinó hacia ella una vez más y la besó con la misma intensidad que hace un momento.

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